Por José Ignacio Biava (1)

 

Hace tiempo se leen noticias acerca de vaca muerta y su prometedor potencial para la economía Argentina, pero verdaderamente ¿de qué se trata todo esto?

Partiendo de sus orígenes, Vaca muerta es un descubrimiento de los años 1916 y 1926. Geográficamente es una extensión de 30.000 kilómetros cuadrados que comprende la provincia de Neuquén y el sur de Mendoza. En dicha región se encuentra la segunda reserva mundial de hidrocarburo no convencional y la cuarta de petróleo. Lleva la denominación de “no convencional” por tratarse de un mineral que se extrae usando técnicas más complejas, repercutiendo en métodos más costosos y contaminantes. El área geográfica además de representar un potencial energético, posee un gran valor para la geología y paleontología.

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Las reservas de la formación la vuelven una propuesta muy atractiva para el gobierno argentino, en primer lugar porque sería posible conseguir una mayor independencia energética, es decir dejando atrás la importación de energía y el gran costo que esta conlleva (en promedio US$10.000 por año) y comenzar a producirla de manera local. En segundo lugar, luego de cumplida la etapa de autoabastecimiento, exportar la producción en exceso permitiendo el ingreso de dólares en la economía.

El escenario actual indica que para poder operar es necesario una serie de inversiones, acompañado de una garantía de un entorno empresarial estable que le de certidumbre a las empresas. De este modo, en condiciones óptimas Vaca Muerta podría generar aproximadamente 560.000 barriles diarios de líquidos y 6.000 millones de pies cúbicos de gas. Para alcanzar estos números se requiere de una inversión anual de u$s8.000 millones sólo para perforación.

Siendo una tentativa tan grande para las empresas petroleras y para el gobierno, ¿cómo es posible que todavía no se haya desarrollado hasta sus límites? La situación es compleja y está compuesta principalmente por tres aristas: contexto internacional, infraestructura local y costos de producción.

En primer lugar el contexto internacional está inmerso en una crisis del sector petrolero, reflejado en una baja del precio internacional en los últimos años.

Aunque el escenario actual es un poco más optimista, en septiembre del corriente año el precio del petróleo se apreció aproximadamente un 7% y en los últimos meses logró recuperar un 20% de su valor.

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Un segundo punto a tratar es la falta de infraestructura local. A grandes rasgos los lugares de extracción no cuentan con acueductos o trenes para transportar el agua, lo que hace que se tenga que llevar en camiones; tampoco existen materiales naturales que se utilizan como insumos clave en la perforación; la falta de caminos, etc.

En tercer lugar, si se tratare sólo de grandes inversiones los empresarios estarían dispuesto a realizarla sabiendo que en el largo plazo podrían obtener más beneficios de lo invertido. Pero existe una gran lista de problemas que hacen que explotar un pozo en vaca muerta tenga un 50% más de costo que realizarlo en EEUU.

Sin embargo el gobierno trata de reducir esta brecha intentando alcanzar una industria más competitiva, mediante la toma de decisiones que favorezcan directamente a las empresas y al país.

De este modo algunas de las más relevantes para acelerar el proceso de inversión son:

  • Reducción de los aranceles para la importación de bienes de capital usados destinados a la industria petrolera, así los equipos críticos podrán ser ingresados con una tasa del 0%, mientras que los complementarios pagarán un 7%.
  • Cambios en el convenio de petroleros, apuntado a una reducción del costo laboral.
  • Extensión de los incentivos a la producción de gas entre 2018 y 2021.
  • Eliminación del barril criollo: anteriormente la cotización para los productores era regulada por la Secretaría de Energía, manteniendo los precios internos del petróleo por encima de los precios internacionales. Con esta eliminación se trata de establecer que los precios de los combustibles queden librados al criterio de cada compañía.
  • Mejora de los precios del gas en boca de pozo, sumado a los tarifazos y la quita de subsidios.

Tras recorrer los puntos centrales para el desarrollo de la formación Vaca Muerta, es importante resaltar la consolidación de la curva de aprendizaje mediante la incorporación de conocimientos y técnicas logrando alcanzar en el año 2017 que los costos se redujeran a la mitad al caer de cerca de u$s 17 millones por pozo a unos u$s 8 millones, con lo que se alcanzan niveles de explotación más rentables, aunque todavía con costos superiores a los de EEUU.

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El camino hacia el desarrollo de Vaca Muerta se irá alcanzando a lo largo de los años si se siguen tomando medidas que contribuyan a lograr un entorno de certidumbre, mejorando las economías regionales y nacionales. Sin embargo se debe tener en cuenta que la formación no es la piedra fundamental para el desarrollo de la economía, sino que es una contribución para remediar el problema energético surgido a finales del año 2010 -cuando se tuvo que comenzar a importar- y de ser posible colocar  saldos exportables en la región.

(1) es estudiante avanzado de la Lic. en Administración de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales – Universidad Católica de Cuyo, sede San Luis. También es columnista estable de Finanzas San Luis (c).

 

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