Un informe especial de Finanzas San Luis

A modo de introducción. La economía argentina en cuarentena

por Marcos A. Lucero (i)

Acabamos de finalizar un año que quedará marcado no solo en la historia argentina sino mundial. La crisis del Coronavirus afectó no solo a la economía sino principalmente a las relaciones sociales, al turismo, a las comunicaciones, a la educación, a la cultura y a las finanzas públicas, empresariales y personales, por nombrar solo algunos ejemplos.

En los meses de octubre y noviembre se llevó a cabo un Webinar denominado “Ciencias Económicas & COVID-19” organizado conjuntamente por la Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de San Luis, la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Católica de Cuyo, sede San Luis y el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de San Luis. En el primer encuentro tuvimos el agrado de compartir con el Decano de la FCEyE-UCC, Mag. Alejandro Guzmán Stefanini, un análisis de la situación de la economía de nuestro país frente a este flagelo que azotó el mundo en el año que acaba de terminar.

Allí consideramos diferentes variables económicas de Argentina que se vieron afectadas por la pandemia y la consecuente cuarentena. Actualizando un poco los datos a la última información disponible podemos observar que el efecto en la economía fue de una envergadura bastante importante, y con pocos precedentes en la historia. La actividad económica experimentó una caída interanual de más del 10% (3er trimestre 2020 vs mismo período del 2019). La actividad industrial a octubre llevaba una caída acumulada respecto al mismo mes del año anterior del 9,9%. El comercio también experimentaba una disminución del 67,9% a precios constantes. Las exportaciones cayeron un 20,9% y las importaciones un 1,3%.  El desempleo pasó de un 9,7% en el 3er trimestre del 2019 al 11,7% en el mismo período del 2020. Sin embargo, este índice no es tan preocupante como el del empleo, el que cayó del 42,6% al 37,4%, es decir que en este año, miles de personas dejaron de buscar trabajo (todos los datos fueron extraídos de la página oficial del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos).

Por supuesto que la presencia del estado es fundamental en estos períodos excepcionales. Y es así que los diferentes niveles de gobierno salieron a asistir a la población y a las empresas con diferentes planes y programas tendientes a suavizar el impacto negativo que tuvo la cuarentena en la economía en general. Consecuentemente se establecieron políticas de tipo general, tales como el Ingreso Familia de Emergencia (IFE), la prohibición de despidos sin justa causa, una mayor cobertura de la Asignación Universal por Hijo (AUH), rebajas en contribuciones patronales, Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), créditos blandos a tasas del 24% anual, congelamiento de precios de alquileres, suspensión de multas por cheques rechazados, moratorias de AFIP, suspensión de cortes e incrementos de tarifas de servicios públicos. Todas estas ayudas significaron una intervención del estado que deja un déficit primario cercano al 7% del Producto Bruto Interno. Este déficit fue financiado principalmente por emisión monetaria, lo que durante el transcurso de los meses fue impactando en la inflación. Sin embargo, este impacto no fue tan importante debido a la fuerte recesión que experimenta nuestro país. Según los últimos datos disponibles a noviembre, la variación interanual de los precios ha sido del 35,8%.

Lo anterior generó una fuerte suba en los valores de la Canasta Básica Alimentaria y la Canasta Básica Total, que son las que marcan los índices de pobreza e indigencia. Una familia tipo necesitó en el penúltimo mes del año que acaba de terminar unos $ 51.776 para sobrepasar la línea de la pobreza. Según las estadísticas oficiales casi doce millones de personas en nuestro país están en situación de pobreza, lo que representa un 40,9% de la población.

Sin lugar a dudas la pandemia del COVID nos pegó, y muy fuerte. En lo sucesivo veremos el impacto de las diferentes políticas que intentan mitigar los efectos adversos.

Con el objeto de poder analizar la situación del año que acabamos de vivir, e intentando avizorar lo que nos esperan en el futuro inmediato, por segundo año consecutivo diversos especialistas de nuestro medio nos vuelcan sus impresiones y experiencias sobre el 2020 y sus expectativas para el año que comenzamos a transitar.

En la primera sección, más macro, Alejandro Guzmán Stefanini examina las políticas que se aplicaron en la Unión Europa, y analiza tres ideas centrales que podrían guiarnos localmente. Seguidamente Víctor Moriñigo reflexiona sobre la tarea de re imaginar el rol del Estado para poder superar inconvenientes como los que se presentaron en 2020. Matías Ramos evalúa la oportunidad de incorporar al medio ambiente en la toma de decisiones económicas. Por su parte Francisco Oromí muestra los efectos que las diferentes políticas tuvieron en los mercados financieros y Hugo Zudaire nos presenta la respuesta del gobierno provincial a esta crisis mediante la modificación de criterios presupuestarios, analizando principalmente su impacto en la industria local.

En una segunda sección, relacionada principalmente con la educación, Enrique Elorza discurre sobre el rol que tienen las universidades en relación al tratamiento de diferentes temas sociales como la salud, y plantea la inquietud de que los mismos sean tratados como bienes sociales y no solamente desde una óptica de maximización de beneficios y cuidado del capital. Luego Héctor Flores analiza a las universidades como instituciones clave del desarrollo y nos presenta políticas concretas llevadas a cabo en el ámbito de la Universidad Nacional de San Luis como respuestas a los contextos cambiantes que se van presentando. Seguidamente Eugenia Catalfamo revaloriza el rol de la educación como factor clave en el desarrollo de la ciudadanía de todo su potencial, haciendo énfasis en la educación financiera.

En la tercera sección se realiza un análisis desde una óptica más micro. Luciana Masini analiza primeramente el impacto de los diferentes impuestos en los individuos y en las empresas, planteando la necesidad de una reforma que simplifique nuestro sistema tributario. Seguidamente Ricardo Billene presenta un novedoso abordaje de la estructura de costos de las empresas frente a realidades tan complejas como las experimentadas en 2020. Por último, Jeremías Bianchi Durán reflexiona sobre la adaptación de las actividades económicas a contextos digitales como estrategia para sobrevivir a las cuarentenas.

Los diversos enfoques de los prestigiosos profesionales que han colaborado en esta edición especial nos amplían la óptica en el análisis de la realidad que vivimos en el año que acabamos de terminar y nos invitan a ir pensando en la pospandemia. Esperamos sea de vuestro agrado.

 (i) Contador Público Nacional por la Universidad Nacional de San Luis. Es Docente de Administración Financiera en la Universidad Nacional de San Luis y en la Universidad Católica de Cuyo, sede San Luis. Director de la carrera Tecnicatura Universitaria en Gestión Financiera – UNSL. Columnista en materia económico financiera. Director de Finanzas San Luis.

Los mensajes de la experiencia europea

por Alejandro V. Guzmán Stefanini (ii)

Hablar de comparaciones o realizar análisis comparativos posee una gran ventaja en sí mismo y conlleva un gran desafío y oportunidad de cambio. Este breve texto surgió de algunas conclusiones del trabajo conjunto de profesores de dos universidades (Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales de la UNSL y la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UCCUYO), en el desarrollo del Webinar “Ciencias Económicas & COVID-19”.  De esta iniciativa surgieron tres encuentros virtuales donde se expresaron temas de interés y necesidad de análisis que nos llamaron la atención ante los cambios que la nueva realidad nos introdujo esta enfermedad.

Del análisis de “Economía & Finanzas en tiempo de pandemia”, que desarrolláramos en forma conjunta con el Contador Marcos Alejandro Lucero, describimos en paralelo distintas variables macroeconómicas haciendo foco en las principales medidas adoptadas en Europa y nuestro país.  Para ello se describió la evolución de variables macroeconómicas (actividad económica, inflación, desempleo, actividad industrial, cuentas externas, políticas de mitigación, entre otras).  De este análisis me centraré en 3 ideas que a mi entender nos tienen que dar impulso para modificar nuestras decisiones y en consecuencia nuestro accionar:

Un mundo globalizado e interconectado y sus cuentas externas

Sin lugar a dudas dentro de la UE los impactos de esta crisis fueron similares, la magnitud difiere en referencia al país en cuestión.  El caso de Portugal (uno de los países victoriosos en lograr despegar su economía) recibió un impacto dominó al ver reducir sus ventas externas por la caída de demanda de sus principales socios comerciales (España, Francia e Italia) jaqueados por la retracción del turismo, viajes y hostelería con auge creciente y sostenido en épocas de normalidad.   Ello rápidamente obligó a repensar el nuevo equilibrio de las cuentas externas, priorizando la transformación energética, la reindustrialización y autonomía del sector primario y los procesos de abastecimiento (delegados y alejados del lugar de aprovisionamiento).  Sin lugar a dudas aquí existe un análisis que incorpora el futuro una vez sucedida esta crisis: adaptarse al nuevo escenario de inversiones internacionales que llegarán en un segundo lugar a países que no encabezan la lista en el desempeño de crecimiento económico y ello obliga a sostener el equilibrio de sus cuentas externas.

El protagonismo exacto de la intervención estatal

Nadie duda de la necesaria acción de soporte y salvataje de los estados en cada país, su responsabilidad en tiempos de crisis es imprescindible.  Lo esperado es un incremento de las ayudas en lo social y en salud, seguidos por obras públicas que constituyan elementos básicos de empuje de transformación energética y digital (intervención que una vez concluidas predispongan de los instrumentos necesarios para encauzar el crecimiento y recuperación económicos).  Sumado a esto, nos tenemos que hacer otra pregunta: ¿Cuál es el tamaño cierto de este nuevo estado? Sin llegar a caer en los extremos, por su inexistencia o ausencia (con los tremendos daños sociales que ello provoca) o por exceso (sumando a demasiados clientes para un presupuesto del estado que se hace inviable sostener en el tiempo).   Ante esto debemos advertir la ayuda implementada que estaba realizando el estado previo a la pandemia por el agotamiento de ciertos sectores productivos ante el cambio impuesto por la transformación de la era digital.

El impacto de las ayudas sociales, déficits y deudas públicas

Como era de esperar, el incremento de ayudas por parte de los estados nacionales provocó un incremento inesperado en sus presupuestos, lo que también implicó un incremento del ratio Deuda/PIB, valores que rondaban un 80% se incrementaron a valores cercanos al 100% y valores que se esperan que continúen creciendo en las próximas décadas.   La experiencia indica que la mayoría de los países están evaluando el crecimiento de este ratio, como así la historia nos muestra que en épocas de paz (o tiempos sin pandemias), estos ratios recuperaron sus valores iniciales.  La solvencia de sus monedas y estabilidad de sus sistemas financieros, caracterizados por bajos niveles de inflación, nos llevan a pensar la importancia y efectividad de las políticas monetarias y fiscales cuando están basadas en fundamentos firmes que reflejan una realidad económica productiva, sostenible y sustentable.  En fin, todos mensajes que nos brinda la experiencia ajena, está en nosotros saber aprovecharla.

(ii) Es Licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Río Cuarto, Magíster en Economía por la Universidad del CEMA y Maester en Liderazgo Estratégico por la Universidad San Pablo CEU (Madrid – España). Actualmente Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales UCCUYO Sede San Luis y Profesor Titular de las Cátedras Teoría Económica I y II en la misma casa de altos estudios.

Saquen una hoja. Argentina en pospandemia

por Víctor A. Moriñigo (iii)

Sin previo aviso, como era en el colegio, de repente, el Estado Argentino se prepara para gestionar, sin descanso luego del COVID 19, la pospandemia.

Ya aprendimos (¿o no?) la importancia de la educación como derecho humano esencial, ya aprendimos que no hay que enfocarse en falsas dicotomías como salud o economía. Ya aprendimos que necesitamos tener un Estado eficiente para hacer frente a lo que se viene, a lo que estamos viviendo en materia económica y social.

Administrar el Estado no es tarea fácil. Es bien diferente a una empresa privada. Sin embardo lo público también requiere de gestión o management.

Dos conceptos que aplicables son aquellos que Zool y Allen proponen en su libro “Grandes modelos repetibles”. Ellos hablan que el Estado posee dos fuerzas implacables: el núcleo y la entropía.

El núcleo (o core), como lo llaman ellos, son cuestiones que hacen única a una institución, su ADN, sus objetivos. Si no puede hacer lo que debe hacer está en problemas y está fallando.

El otro concepto es la entropía, concepto proveniente de la física que aplicable a lo social podría definirse como la medida del desorden de un proceso que conlleva a la dispersión de la energía del sistema. Los niveles de entropía permiten distinguir la energía útil (que se convierte en el trabajo en pos de los objetivos) de los inútiles.

Con el núcleo bien definido y con bajo nivel de entropía se puede ver un Estado enfocado, ordenado, con calidad de instituciones y eficiente. Los sistemas humanos tienden a desordenarse (a generar entropía) y eso saca de foco del núcleo u objetivo institucional.

Desde hoy imaginemos cada rincón que administre el estado (nacional, provincial, municipal, u otros organismos públicos). Si no poseen un núcleo claro y altos niveles de entropía, quizás allí esté el inicio de la explicación de sus inconvenientes.

A fuerza de frustraciones hemos perdido la falsa ilusión que es fácil salir de donde estamos. Vamos a tener que afrontar un gran duelo nacional: no somos lo que creíamos ser y las recetas repetidas ya se ha probado que no sirven. Aunque triste, quizás sea una buena noticia. Un diagnóstico más sincero, tanto de desde lo individual como desde lo colectivo, hará modificar nuestros comportamientos en la dirección correcta.

La gran tarea pendiente consiste en re imaginar nuestro Estado. Para ello no solo deberemos afrontar cuestiones complejas, sino hacerlo en contexto más difícil, tanto local como mundial. En ese recorrido es bueno recordar que otras naciones ya han atravesado procesos similares y hasta mayores. Es tiempo de abordar un futuro que nos devuelva la tranquilidad que haga de Argentina una sociedad moderna y de iguales.

Ojalá aprendamos que unidos pudimos salir del COVID 19 y ahora debemos enfrentarnos a antiguos/nuevos problemas económicos para los cuales no hay vacuna ni tratamientos a la vista, sino que depende íntegramente de nosotros.

(iii) Es Contador Público Nacional por la Universidad Nacional de San Luis. Docente de la Facultad de Ciencias de la Salud y de la Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales. Actualmente es Rector de la Universidad Nacional de San Luis.

Un año de enseñanza. La incorporación de variables ambientales para la toma de decisiones económicas

por Matías Ramos (iv)

Estamos terminando un año sin precedentes. Un año en que un poderoso, desconocido y microscópico virus hizo derrumbar por completo la compleja y supuestamente fortalecida economía mundial. Las imágenes divulgadas por los medios de comunicación y la realidad visibilizada de las vulnerabilidades que evidencian nuestra economía demuestran el colapso económico ocasionado por una afección no contemplada en ninguna política económica. Una enfermedad zoonótica causada por la intervención del hombre sobre la naturaleza, fuente de los recursos necesarios para seguir sosteniendo un sistema que deberá rever su interacción con los ámbitos sociales y ambientales.

La economía post pandemia deberá tener en cuenta una variable más. Dicen que de errores se aprende, y esta es la oportunidad que se nos presenta para poder incorporar al medioambiente en la toma de decisiones económicas a futuro. San Luis deberá aprovechar esta oportunidad para que nuestra economía, que depende de los recursos naturales, comience a dar los pasos necesarios para una revalorización de nuestros bienes exportables, los que poseen escaso valor agregado, generalmente commodities, sin contemplar el costo ambiental ocasionado por intervenir en ecosistemas naturales, en la búsqueda constante del aumento de productividad y rentabilidad de la producción agropecuaria y sus derivados.

Este 2020 tiene que ser el punto de partida de una nueva economía, la que deje de lado las cuestiones partidarias, el confort académico y disciplinario de nuestras universidades y la ausencia de iniciativas sociales, para comenzar un camino de iniciativas políticas y económicas interrelacionadas con el cuidado de nuestro capital natural, que contemple un nuevo saber local transdisciplinario, y con una sociedad comprometida y dispuesta a aceptar los cambios que nos esperan.

Repensar una modificación de tal envergadura será todo un desafío, para lo cual necesitamos de innovación en técnicas y mediciones que nos permita conocer el verdadero costo de seguir celebrando y exportando materia orgánica en forma de cereales, oleaginosas y pasturas, o los kilos de carne bovina y porcina, tan en auge por estos tiempos. La producción mencionada lidera los rankings de producción y exportación de nuestra economía provincial gracias a la biodiversidad de nuestra provincia, siendo la base natural para las condiciones de suelo, climáticas y fitosanitarias, sin conocer el verdadero déficit hídrico y ecosistémico que dichas actividades económicas generan.

El mundo tomará conciencia y seguramente pondrá en la balanza los patrones de producción y consumo vigentes frente a la posibilidad de desatar una nueva enfermedad zoonótica, de las cuales conocemos muy poco. San Luis se presenta como una oportunidad para trasladar los modelos productivos actuales y aprovechar la falta de políticas ambientales y métodos de valoración que tienen regiones como las nuestras. Necesitamos saber y entender que lo nuestro vale, que nuestras pasturas, bosques, ríos, diques y sierras sostienen nuestra producción agropecuaria y la tan potenciada industria turística, ambas sumamente importantes para la economía local. Nuestros bienes comunes y los servicios ecosistémicos que generan valen más que una simple cotización internacional, un acuerdo comercial o la promesa de inversión extranjera directa, que deberemos defender y diferenciar, para el cuidado de nuestros bienes comunes.

Tenemos la esperanza de que podemos hacerlo, el mundo lo hará. Esperemos estar a la altura, de una vez por todas, de defender nuestra forma de hacer economía, nuestra calidad ambiental y bienes comunes, nuestra salud y equidad social. En definitiva, nuestras vidas, hoy y para siempre.

(iv) Es Licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Rio Cuarto. Doctorando en Desarrollo Territorial por la misma casa de estudios. Docente en la Universidad Nacional de Villa Mercedes. Miembro de la ASAUEE (Asociación Argentino Uruguaya de Economía Ecológica)

El impacto del virus en los mercados financieros

por Francisco J. Oromí (v)

Acabamos de finalizar un año que quedará marcado no solo en la historia argentina sino mundial. La crisis del Coronavirus afectó no solo a la economía sino principalmente a las relaciones sociales, al turismo, a las comunicaciones, a la educación, a la cultura y a las finanzas públicas, empresariales y personales, por nombrar solo algunos ejemplos.

Sin dudas 2020 fue un año muy atípico para los mercados financieros. La recuperación de los índices de los mercados de referencia fue tan violenta como la caída de los mismos en marzo, cuando se desconocían las implicancias de la pandemia. El Dow Jones, Nasdaq y SP 500 se encuentran en niveles máximos con mucha tracción del sector tecnológico.  

Ese comportamiento en V se puede deber a dos factores. Por un lado, políticas de estímulo muy agresivas por parte de los gobiernos, primero monetarias por su flexibilidad y rapidez y luego paquetes fiscales que generalmente requieren aprobación en el Congreso. El segundo factor tiene que ver con la reducción de la incertidumbre en cuanto al virus y la pandemia, por un mayor conocimiento sobre el alcance y el desarrollo a contrarreloj de vacunas. Todavía es prematuro tener una conclusión con respecto a ese último punto, encontrándonos actualmente en etapa de distribución a lo largo de todo el globo.

Ese comportamiento en V también se da para los niveles de actividad en la economía real pero no con la violencia con la que se dio en los mercados financieros, algunos analistas sostienen que ya hay una disociación entre los activos reales y activos financieros sostenida por las políticas de estímulo.

El estado de situación para la Argentina es bastante diferente. Los niveles de actividad pre pandemia en un escenario base se alcanzarían recién en 2024. El país se encontraba en pleno proceso de renegociación de la deuda cuando fue alcanzado por la pandemia, que si bien el resultado fue exitoso no contaba con las herramientas de estímulo como el resto de la región. Argentina, por un lado, no cuenta con acceso al financiamiento externo, y por otro lado el peso tiene cada vez menos demanda por parte de los argentinos. El gobierno se comprometió con una estrategia rígida de confinamiento sin los resultados sanitarios esperados (se encuentra 11avo en términos de muertos por millón de habitantes).

Las implicancias económicas son por todos conocidas, caída del producto en más de 12%, niveles de emisión estratosféricos para cerrar la diferencia entre gasto público creciente e ingresos que se derrumban producto de la caída por actividad –el virus del déficit fiscal-, con un cepo cada vez restrictivo producto de aumentar la oferta de un bien cada vez menos demandado: el peso argentino.

La brecha cambiaria (diferencia entre el dólar oficial y los financieros) que en octubre supo estar arriba del 100% actualmente se encuentra a un nivel de 66,5%, que igual sigue siendo alto ya que desalienta las exportaciones e incentiva las importaciones, dificultado el proceso de acumulación de reservas por parte del Banco Central. Una de las estrategias más cuestionables por parte del gobierno para bajar la brecha cambiaria fue salir a reventar bonos soberanos en dólares en manos de la ANSES y BCRA, que rinden un 16,5% cuando la región tiene tasas por debajo del 5%. 

Pero sin dudas el dato más perturbador de todos es la cantidad de empresas que cerraron las puertas definitivamente ya que con ellas se pierden puestos de trabajo para siempre, que no se recuperan cuando la situación se vaya normalizando.

La pandemia no hizo más que desnudar el hecho de la insostenibilidad de un modelo económico que se encuentra completamente agotado, que deja un 50% de pobres. Un tamaño de estado imposible de sostener su financiamiento en el tiempo, un sector privado en el que no hay nuevas inversiones ni empleos.

Solamente si la clase política toma conciencia de cómo estamos y cómo hemos llegado hasta aquí habrá posibilidad de cambios.

(v) Es Licenciado en Administración por la Universidad Nacional de San Luis y Magíster en Finanzas por la Universidad del CEMA. Coordinador de Finanzas San Luis Inversiones.

Pandemia, industria y sector público

por Hugo E. Zudaire (vi)

La caída del Muro de Berlín en 1989 terminó con la bipolaridad, dando paso a un mundo unipolar donde el capitalismo financiero -sistema económico sobreviniente- y los avances tecnológicos, facilitaron la interrelación entre todos los puntos del mundo, entronizando una globalización que prometía soluciones globales a problemas globales como alimentación, salud, financiamiento justo y acceso mercados y productos, todo basado en el concepto de sociedad abierta, con países interdependientes y mercados suficientes para satisfacer todo tipo de demanda, junto a un Estado mínimo proveedor de un marco legal, jurídico, político y económico legitimador del sistema.

La primera pandemia global del siglo XXI mostró una notable ausencia de soluciones globales. Las repuestas de los países a la crisis fueron individuales y heterogéneas, excepto en un punto: todos cerraron sus fronteras y sus economías. Los países, que eran como un archipiélago de islas conectadas por puentes, rompieron esos vínculos.

La incapacidad de las instituciones supranacionales para enfrentar esta situación extraordinaria, la inefectividad de las fronteras abiertas, la no interdependencia entre países y la debilidad del sistema financiero mundial para enfrentar este desafío extremo, fue resuelta por Estados cuya organización institucional permitió atender necesidades crecientes de una población que, en medio de esta gigantesca crisis sanitaria, demandaba nada menos que alimentos, agua, energía, salud y trabajo.

San Luis también respondió a la crisis con cierre de fronteras y de su economía. La administración provincial fue puesta a una dura prueba desde el punto de vista sanitario, y, también, en otros planos como educación, seguridad y mantenimiento de las fuentes de trabajo.

El principal instrumento que usó fue el presupuesto público. Se dictó una ley suspendiendo, para el 2021, la exigencia que los presupuestos debían tener una previsión de gastos de capital no menor al 50% del total presupuestado.

Así, la crisis fue enfrentada con pragmatismo. Esta mayor disponibilidad de gastos corrientes permitió financiar el extraordinario gasto sanitario de la COVID19, contribuyendo asimismo a retener empleos, al no discontinuarse los beneficios impositivos provinciales, entre otros, destinados al sector industrial.

Desde la perspectiva del empleo industrial, los resultados se hicieron ver en el segundo trimestre de 2021 (aquí la pandemia hizo sentir sus más duros efectos) cuando la caída a nivel nacional fue del 0,99% mientras que en San Luis, con una pérdida neta de 144 empleos, fue del 0,92%.

Otro buen resultado obtenido proviene del indicador de las remuneraciones en la industria, cuyo promedio nacional pasó de $ 50.648 a $ 67. 651 entre Sep-19 a Sep-20 (creciendo un 33,6%) mientras que San Luis con $ 57.198 y $ 77.094, respectivamente, y un crecimiento del 34,8% está en séptimo lugar, por encima de GBA, Santa Fe y Córdoba.[1]

La economía de la pandemia llevada adelante por países (y provincias) con sistemas estatales fuertes y competentes evitó shocks de iliquidez y graves caídas de la demanda agregada, lo que puede ser una oportunidad para pensar en la creación de valor en el sector público con una visión más inclusiva y sustentable, fomentando el bien común de las sociedades.

Es, casi, la vuelta al Estado de Bienestar, acompañado de nuevas tecnologías; su efectividad ha sido corroborada en San Luis durante 2020, por lo que se espera una réplica para 2021, ajustada al devenir, de los criterios aplicados con éxito durante el tan justamente despedido 2020.

(vi) Es Contador Público por la Universidad Nacional de la Plata, Magíster en Economía por la Universidad Católica de Cuyo, sede San Luis y candidato a Magíster en Economía por la Universidad Nacional de San Luis. Ha publicado el libro “Incentivos Tributarios y Costo Fiscal de la Promoción Industrial”, Ed. La Ley, 2002. Ex vocal del Tribunal de Cuentas de la Provincia de San Luis.


[1] Consultora Politikon, Chaco, en base a datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación

Pensar y hacer  otra universidad

[1]

por Enrique Elorza (vii)

Me interesa  centrarme en dos situaciones que son parte de la actual crisis civilizatoria[2]. Al finalizar 2019 aparecía la noticia del Covid 19. En el año 1993 el Banco Mundial en el Informe sobre el Desarrollo Mundial Invertir en salud[3], señalaba entre las recomendaciones  que debía darse lugar a la intervención del financiamiento privado. Fue la “nueva” política global para que la salud en sus aspectos sustanciales se consolidara a partir del lucro. Tiene un precio y la oferta y demanda determina quienes entran y quienes quedan afuera.   

Más allá que toda pandemia es un hecho arrollador, durante el año 2020 quedó en evidencia que los sistemas de salud no funcionan como un bien público en casi todos los países. El acceso y cobertura para la población es débil. La inversión en prevención de la salud, el desarrollo de infraestructura e investigación, fue reducida de parte de los estados nacionales, siendo la medicina privada quien se iba involucrando en los servicios de alta y mediana complejidad, con las excepciones del caso.

Se ha podido evidenciar que la medicina se transformó en una mercancía. No hay lugar para todos en los sistemas de salud en el mundo y en nuestro país. La pandemia del Covid 19 ha puesto a luz lo que es el lucro quien determina los sistemas de salud.

Al finalizar el 2020, nos “enteramos” como algo natural en diferentes publicaciones, que el agua cotiza en bolsa. Es el caso del  estado de California, EE.UU[4]. Es decir, finalmente otro de los elementos vitales para la vida humana se consolida en manos de corporaciones privadas. Esto significa que uno de los principales recursos para la reproducción de la vida se potencia en el lucro como motor del sistema capitalista. Destacan los  “especialistas”  que  con motivo del cambio climático se pone de relieve la importancia de que el agua  cotice en bolsa[5] ya que “permitirán una mejor gestión” ¿? Nuevamente nos “avisan” que, al tratarse de un bien tan preciado para la humanidad, es el mercado quien va a resolver con eficiencia la distribución del agua.

A las consecuencias del capitalismo las vamos sintiendo paso a paso con la agudización de los impactos de la pandemia, la desnutrición, desprotección sanitaria, ausencia de prevención, la informalidad, el hacinamiento barrial y habitacional, el deterioro del planeta, entre otras consecuencias.

La actual civilización, bajo el dominio del capital, ha logrado mercantilizar la vida humana con los perjuicios que ello implica para las mayorías y a su vez del hábitat para todas las especies. Es un problema que la sociedad debe comprender y buscar resolverlo. No hay indicadores sociales, ambientales, económicos, por mencionar algunos, que confirmen que el mercado es el mejor ordenador de la vida humana[6].

Podríamos preguntar si en este tema de la mercantilización de los bienes básicos y comunes, como es el caso del agua y la salud, hay “responsables” por decirlo de algún modo.  ¿Es un problema de la política? ¿Es un problema de los gobiernos? ¿Es responsable el sistema económico vigente?, entre otros interrogantes. En parte el problema podría estar en algunos o en todo lo mencionado u otros.

Concluyo expresando que sería conveniente ir preguntándonos qué tiene que ver la universidad con estos temas. ¿Qué hacen las universidades en la formación y desarrollo de investigaciones y su ramificación a la comunidad? ¿Para quienes forman a los profesionales e investigadores? ¿La universidad es ajena a este problema? ¿Qué se enseña en la universidad? En las carreras vinculadas a la economía, a las ciencias agropecuarias, ingenierías, abogacía, entre otras, la enseñanza de la maximización de ganancia y del “cuidado” del capital, predomina. ¿Está bien? Siempre en defensa y estudio de cómo mejorar los bienes privados ¿y los bienes comunes?

Parece mentira que con la materialización de la crisis civilizatoria la universidad no tome nota de esta realidad. Se ha transformado en cómplice en la formación y consolidación de una subjetividad que pondera el individualismo, el hedonismo y el interés privado por encima del bien común, en mejorar la rentabilidad de los mercados. De allí la importancia de pensar y hacer otra universidad.

(vii) Coordinador del Centro de Pensamiento Crítico Pedro Paz y Director de la Especialización en Estudios Socioeconómicos Latinoamericanos. Universidad Nacional de San Luis. Ex Profesor Titular e Investigador de la UNSL.


[1] Artículo resumido, que en el  Boletín N° 2 “Transiciones”, se podrá leer de manera completa.

[2] “alcanza a todo el planeta, y se trata de una crisis energética, climática, del agua y alimentaria”. Borón, Atilio, Crisis civilizatoria y agonía del capitalismo, Bs. As., Luxemburg 2009, pp. 30/31.

[3] http://documents1.worldbank.org/curated/en/259121468340250256/pdf/341290spanish.pdf

[4] https://www.eleconomista.com.mx/mercados/Invertir-en-agua-es-real-20201207-0133.html

[5] https://www.infobae.com/economia/2020/12/09/por-que-comenzo-a-cotizar-el-agua-en-wall-street-y-como-puede-impactar-en-la-argentina/#:~:text=El%20%C3%ADndice%20Nasdaq%20Veles%20California,equivalente%20a%201.233%20metros%20c%C3%BAbicos.

[6] “la desigualdad recorre cinco siglos de discriminación racial, étnica y de género, con ciudadanos de primera y segunda categoría…una modernización hecha sobre la base de la peor distribución del ingreso del mundo… se ha deteriorado el mundo del trabajo y se ha segmentado el acceso a la protección social”. Cepal (2010), “La Hora de la igualdad. Brechas por cerrar, caminos por seguir, Trigésimo Tercer Período de Sesión de la CEPAL”, Brasilia, en <http://hdl.handle. net/11362/13309>.

Entendiendo el presente para imaginar nuestro futuro

por Héctor D. Flores (viii)

Hoy vivimos un presente que interpela a todas las instituciones tal como las conocíamos y no solo nos interpela, sino que también visibiliza las debilidades y fortalezas de cada una de ellas. Dicho esto, surgen interrogantes. ¿En qué nos interpela? ¿Cómo debemos responder a estas demandas? ¿Qué cambió? ¿Las respuestas deben ser individuales, institucionales o interinstitucionales?

Todos estos interrogantes y la búsqueda de sus respuestas son también una manera de aprender.

Esta Era Exponencial o Cuarta Revolución, no solo trajo consigo cambios profundos sino algo más preocupante que es la velocidad de esos cambios. Esta velocidad nos hace sentir la sensación de vivir bajo permanente incertidumbre. La estabilidad desapareció, todo es nuevo permanentemente, una vida líquida al decir de Zygmunt Bauman. Y entonces aparece la necesidad de explorar, de encontrar nuevos marcos teóricos que permitan entender nuestro presente, para poder pensar en nuestro futuro.

Si estos breves comentarios los llevamos al ámbito de las Universidades como factores claves del desarrollo, está claro que la Institución Universidad no podrá seguir siendo lo que era, tendrá que adaptarse al cambio y aún más, ser la generadora del cambio que conduzca a un futuro mejor donde los OBJETIVO DEL DESARROLLO DE NACIONES UNIDAS SEAN UNA REALIDAD, en el menor plazo posible.

Yubal Harari, en su libro: “21 lecciones para el Siglo 21” plantea un interrogante que es clave en todo este proceso de cambio que estamos viviendo: ¿Qué debemos enseñar a las nuevas generaciones?

La Universidad Nacional de San Luis ha dado pasos importantes en el camino de entender las nuevas realidades, el mundo que nos rodea. A las funciones esenciales que la Universidad tiene históricamente se han incorporado miradas, interpelaciones y tecnologías necesarias para la comprensión del presente y la formación de un profesional que pueda adaptarse a esta vida líquida, a este mundo de incertidumbres y donde la estabilidad emocional y la inteligencia emocional serán la diferencia entre triunfar o no.

Claro está que estos cambios solo fueron posibles a partir de una premisa básica, se necesita una inteligencia y conciencia colectiva para el cambio y también para el diseño del camino hacia el futuro.

Son muchas las acciones ya comenzadas, otras ejecutadas y otras en formulación, pero comencemos por dos acciones concretas que nos señalan claramente la visión política de las nuevas realidades y desafíos a enfrentar. Primero la Formulación de un Plan de Desarrollo Institucional de manera participativa y que interpela permanentemente a las funciones esenciales de la universidad desde la mirada diversa y enriquecedora de todos los actores de la comunidad universitaria y Segundo la creación en el año 2019 de la Secretaria de Vinculación Tecnológica y Social, que puede considerarse una nueva función esencial de las Universidades.

La creación de la secretaria trajo consigo el vínculo con amplios sectores de la comunidad para articular y potenciar los desarrollos científicos y tecnológicos que la institución tenía en marcha, y la puesta en acción de otros que nacieron a partir del trabajo mancomunado con las demás instituciones nacionales, provinciales y municipales. Una mención especial merece el haber recuperado algo que jamás tendría que haberse ausentado, y es la relación Universidad – trabajo, esto a través del trabajo conjunto con los sectores gremiales como representantes del trabajo.

Junto con esta decisión de vincular y transferir apareció también la necesidad que la UNSL, contara con Empresas de Base Tecnológica, como un puente para que la economía del conocimiento dejara de ser un concepto abstracto y se transformara en una realidad. Hoy la Universidad es una Incubadora de Empresas y cuenta con la normativa necesaria para la creación de Empresas de Base Tecnológica (EBT).

Con solo estas dos acciones podemos ver en prospectiva la visión de una universidad comprometida con su entorno, trabajando junto a todos los sectores y potenciándose de manera permanente en la construcción colectiva, transversal y respetando la diversidad.

(viii) Es Licenciado en Administración y Magíster en Economía y Negocios por la Universidad Nacional de San Luis. Ex decano de la FCEJS (2013-2019). Profesor, investigador, extensionista y director de tesis en la UNSL. Ex consultor del BID, del Consejo Federal de Inversiones y del INTI. Actualmente es Vicerrector de la Universidad Nacional de San Luis.

Educación financiera para el desarrollo y la inclusión social

por Eugenia Catalfamo (ix)

La educación constituye un bien público y un derecho fundamental para toda sociedad que promueva un desarrollo justo, equitativo e inclusivo de su población. Para cumplir con este objetivo los Estados nacionales, provinciales y municipales tienen una responsabilidad principal e indelegable. Ella es la de proveer de manera integral, permanente y de calidad, todos aquellos conocimientos necesarios para que las y los ciudadanos desarrollen todo su potencial como personas en los ámbitos públicos, privados, sociales, laborales o académicos y sepan adaptarse a los cambios generados en cada contexto histórico.

La importancia y complejidad que progresivamente han ido adquiriendo los productos y servicios financieros en el mundo nos obliga a repensar la dinámica con que la sociedad, y muy especialmente, las personas jóvenes, se vinculan con este tipo de instrumentos. También resalta el rol fundamental que puede y debe cumplir el Estado para que la ciudadanía acceda a los conocimientos necesarios para identificar la existencia de cada uno de dichos instrumentos, sus ventajas y desventajas, los riesgos que se asumen al utilizarlos y verificar cuál se adapta mejor a su realidad. Diariamente nos enfrentamos con situaciones que ponen en juego este tipo de conocimientos, ya sea al abrir una cuenta bancaria, usar una tarjeta de crédito o débito, comprar en cuotas, solicitar un préstamo, firmar un contrato o analizar qué hacer con los ahorros, tanto para proyectos personales como empresariales. Cuanto mayor sea la información que se disponga sobre cada uno de estos productos o servicios, mayor será la capacidad para tomar decisiones responsables, conscientes y competentes y para no cometer errores que comprometan nuestra situación financiera y económica o nuestra calidad de vida.

Ya hemos experimentado la imperiosa necesidad de contar con todas estas herramientas, precisamente en un año que han sido de gran utilidad para toda la población.

Es por ello que desde el Honorable Senado de la Nación he venido impulsando la modificación de la Ley Nacional de Educación para así garantizar, en forma escalonada y gradual, la alfabetización financiera y bancaria en los niveles inicial, primario y secundario. Esta iniciativa no solo busca la incorporación dentro del sistema educativo obligatorio de todas las herramientas y habilidades fundamentales para el desarrollo social y económico de la Argentina. Aspira también a la promoción de una política educativa de largo plazo que permita reducir la brecha social, al permitir que las juventudes de todo el país tengan el mismo acceso a la información y a la capacitación financiera necesaria para desenvolverse a lo largo de su vida.

La dirigencia política, junto a las instituciones educativas y a las organizaciones de la sociedad civil, tenemos la responsabilidad de asimilar las trasformaciones y los nuevos desafíos que sistemáticamente se presentan en el seno de nuestra sociedad para promover, a partir de ellos, nuevos contenidos educativos que permitan convertir estos retos en una oportunidad histórica para promover un desarrollo sostenible y una mayor igualdad de oportunidades.

(ix) Es Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Córdoba. Ha sido Secretaria de Estado de la Juventud, Jefa de Programa Comunicación y Jefa de Oficina de Prensa y Protocolo del Gobierno de San Luis. Actualmente es Senadora Nacional por San Luis.

Los impuestos en Argentina en el 2020. Perspectivas para el 2021

por Luciana F. Masini (x)

Cerramos un año 2020 que dio un giro a nuestras vidas. Las exigencias sanitarias de la pandemia de COVID-19 han llevado a un incremento del gasto público global, lo cual nos hace preguntar los efectos en el sistema tributario argentino.

Sabemos que el funcionamiento de un estado se alimenta de los impuestos. Si no se recauda lo suficiente la misma sociedad lo termina padeciendo, por lo cual nos surge el interrogante de cuál es la contribución tributaria que debe hacer cada ciudadano.

Desde la época de Adam Smith en “La riqueza de las naciones” se argumentaba que los impuestos deberían ser proporcional al beneficio que una persona recibe de vivir en sociedad.

El ultimo relevamiento del Instituto Argentino de Análisis Fiscal releva que la recaudación de los tres niveles de gobierno -nacional, provincial y municipal- ha pasado a representar el 30% del Producto Bruto Interno, que es la suma de todas las actividades económicas que tiene nuestro país.

El economista Arthur Laffer ha demostrado que aumentar la cantidad de impuestos o las alícuotas impositivas no necesariamente aumenta la recaudación, porque la base tributaria puede disminuir.

Para el año 2021 a nivel impositivo se dispuso la actualización de las deducciones en el Impuesto a las Ganancias en un porcentaje del 30%. Si bien esta actualización no supera la inflación anual, representa un pequeño alivio para las personas que pagan el famoso impuesto.

En cuanto al funcionamiento del sistema tributario es complejo. Nuestro sistema impositivo de acuerdo a diferentes relevamientos, tiene aproximadamente 160 impuestos y 6400 normas. Por ejemplo, en el caso de las actividades comerciales inscriptas los contribuyentes están obligados a presentar declaraciones juradas determinativas de impuestos o informáticas cada 5 días promedio. 

Apenas cerrado el 2020 se puede decir que, desde el 19 de marzo a la fecha, más de 527 nuevas normas se aplican al escenario tributario entre leyes, decretos y resoluciones.  

El sistema tributario necesita una reforma, una simplificación de la estructura actual, la optimización el uso de la base de datos que posee en forma permanente el Estado. Las reglas claras del juego fomentan más inversión, productividad e innovación. Es necesario tener impuestos conocidos y predecibles para permitir que la gente calcule y planifique mejor, en procura de un vínculo beneficioso entre el contribuyente y el Estado.

(x)  Es Contadora Pública Nacional por la Universidad Nacional de San Luis y Cand. a Magíster en Dirección de Empresas por la Universidad Católica de Córdoba. Docente de Administración Financiera para las carreras de Contador Púbico Nacional, Lic. en Administración y Técnico Universitario en Administración Financiera en la Universidad Nacional de San Luis. Integrante del equipo de trabajo de Finanzas San Luis.

Administración de costos en etapa de pandemia

por Ricardo A. Billene (xi)

No todas las empresas fueron afectadas de la misma forma por la pandemia del COVID-19 que nos trajo este año 2020.

En efecto, si bien una gran parte de los agentes económicos vieron reducidas sus operaciones e ingresos, otros agentes permanecieron relativamente constantes, mientras que también hubo rubros con crecimientos importantes, por lo que la Administración de Costos se adaptó a cada caso en particular.

Lo primero que evaluamos al inicio de la pandemia fue lo relativo a si las herramientas de costos más utilizadas en la práctica brindaban una ayuda eficaz en la gestión de las empresas o, si por el contrario, se necesitaba de nuevas herramientas para el nuevo escenario. Encontramos que con herramientas como punto de equilibrio (costo – volumen – utilidad), análisis de capacidad ociosa, comportamiento tradicional de costos (variables, estructurales, discrecionales, eventuales, estacionales, etc.), costeo objetivo o target costing, gerencia estratégica de costos, costeo basado en las actividades (abc), etc., fueron suficientes y brindaron información útil también en este contexto.

En mi caso particular transité lo que llevamos de la pandemia con la participación muy intensa y de cerca de dos actividades:  la gastronomía y la vitivinicultura.  Mientras la gastronomía se desplomó con los cierres de sus puertas al público durante un largo lapso, los consumidores, tanto locales como extranjeros, tomaron más vino que el año anterior, haciendo que esta actividad, en plena pandemia, creciera en promedio un 10% aproximadamente.

En estos dos casos en los que he actuado intensamente, reitero, las herramientas de costos mencionadas han sido de mucha utilidad para la ayuda en la toma de decisiones.  Sin embargo, para desarrollar una estrategia de abordaje en costos la siguiente herramienta tuvo una participación fundamental:

Q . D. S = E . T

Los conceptos anteriores se interpretan de la siguiente manera:  Un volumen de actividad, producción, servicio o similar “Q”, multiplicado por un factor de diversidad de oferta “D”; y a su vez multiplicado por un nivel de complejidad y sofisticación de los productos y/o servicios “S”; debe atenderse con una estructura “E” (recursos humanos, bienes de uso, etc.) asociada a una tecnología (software, procedimientos y forma de hacer las cosas) “T”.  Es una relación conceptual expresada en forma matemática para la comprensión de las relaciones entre los conceptos, pero que no se mide ni se expresa en números.

Entonces, si la actividad fue afectada negativamente por la pandemia, es decir, el lado izquierdo de la ecuación disminuyó, para compensar “conceptualmente” la fórmula el segundo lado también lo hizo, sea mediante la liberación de capacidad instalada (“E”), reducción de estructura, o desmejora en el aprovechamiento de la tecnología.  Por el contrario, en las actividades cuyo volumen aumentó las empresas se vieron exigidas a aprovechar el uso de la capacidad a su máximo nivel, aumentar estructura y, lo más estratégico, a invertir y mejorar la tecnología. Y esto último ha sido el gran avance que hemos notado en esta época de pandemia: los cambios, inversiones y utilización de la tecnología “T” en todas sus dimensiones y sectores de la empresa (comunicaciones, redes, video conferencias, etc.).

A nivel de “costos”, las inversiones en tecnología están llevando a cambiar las estructuras de costos en las empresas, algo que lo vemos no solo por la reducción en contratación de personal directo[1], sino, también, por el incremento de los costos de las facturas de internet, servicios en nube, etc.

Finalmente, todas estas estrategias y herramientas de costos que estamos llevando en épocas de pandemia en nuestro país se contextualizan y ajustan a los efectos macroeconómicos como la inflación, la constante devaluación, las altas tasas de interés, etc.  Desafortunadamente las empresas dedican un gran tiempo de sus profesionales a lidiar con la inflación en sus reportes, restando tiempo para otros análisis que agregan más valor a la toma de decisiones.

En conclusión: lo que más estamos mirando ahora los especialistas de costos es la relación entre la estructura y la tecnología, frente a los cambios en los volúmenes y sus diversidades, tal como lo muestra la fórmula indicada, y aspecto que sugerimos profundizar en la empresa si aún no lo ha hecho.

(xi) Contador Público Nacional por la Universidad Nacional de Cuyo. Diplomado en Dirección de Empresas y Especialista en Evaluación Financiera de Proyectos por la ADEN International Business School. Gerente de Administración y Finanzas de Bodega Familia Zuccardi. Titular de rabya.com.ar. Profesor Investigador de la Universidad del Aconcagua. Autor de 15 libros en la especialidad.


[1] Por otro lado, las empresas tecnológicas aumentaron sus estructuras, personal incluido, en diversas formas de contratación para atender la mayor demanda de sus clientes.

Adaptación al comercio digital para sobrevivir a la cuarentena

por Jeremías Bianchi Durán (xii)

Según Bill Gates: “Los próximos cuatro a seis meses podrían ser los peores de la pandemia”. El fundador de Microsoft instó a la población a seguir las medidas sanitarias para evitar otras 200.000 muertes adicionales, al menos hasta que la vacuna se pueda distribuir ampliamente.

¿Por qué arrancar así el artículo? Este espacio busca transformar tu perspectiva de esta “mala noticia”. Detrás de la pandemia hay saldos incrementales. El ejemplo más claro es el incremento exponencial del mercado digital.

 ¿Cuántos videos ves por internet? ¿Seguís a algún influencer? Cuando querés averiguar un precio, ¿lo buscás en Mercado Libre desde tu celular o te movilizás hacia la tienda para preguntar? ¿Te gusta aprender algo rápido con la practicidad de buscarlo y resolverlo en el momento? ¿Ves? El mercado digital está en tu día a día.

Solo en tiempos de pandemia Chile, Uruguay y Argentina ocupan los primeros lugares entre los usuarios de redes sociales en Latinoamérica en lo que va de 2020. ¿Te gustan las estadísticas? Si estás leyendo este posteo en Finanzas San Luis de seguro que sí. Te dejo algunas:

  • La venta digital en Argentina batió récords impresionantes con más de $1700 millones por día, según la Cámara Argentina de Comercio Electrónico.
  • Esa facturación diaria equivale al 70% de las ventas que los supermercados realizan por día en todo el país.
  • La actividad facturó un 106% más este año que en 2019, más del doble que la inflación promedio.
  • Nueve de cada 10 personas ya compraron alguna vez online, y una de cada 10 lo hizo por primera vez en este contexto de pandemia

Bill Gates le ha estado pegando a todo lo que dice, un futurólogo que pareciera predecirlo de manera intuitiva. Pero de todas sus profecías apocalípticas, esta alienta al mercado digital.

Pero ¿qué pasa en San Luis? La pandemia tomó de sorpresa a todos, y los comerciantes puntanos no fueron la excepción. Muchos tuvieron que cerrar sus puertas.  ¿Pero qué pasó con los que no? ¿A todos les fue mal? ¿Qué tienen en común a los que les fue bien?

Supervivencia = Adaptación. “No es la especie más fuerte la que sobrevive, tampoco la más inteligente, sino la que mejor se adapta al cambio”. Charles Darwin

Los comerciantes que triunfaron en San Luis son los que transformaron su negocio y lo adaptaron a lo digital.

Pero cómo sé que mi negocio está “digitalizado”. Tener una fun page y un teléfono para los deliveries no es suficiente para decir que “tenés digitalizado tu negocio”. Estamos hablando de una inversión en lo digital. Así como pintás tu local, le ponés un cartel, comprás vitrinas lindas, arreglás la vidriera, conseguís cartas de diseño y sillas cómodas, es como debes pensar tu “negocio digital”

Algunos comerciantes puntanos se diferenciaron del resto pudiendo no solo salir adelante en términos emotivos en pandemia, sino que también lo hicieron mientras pagaban sus tributos, tramitaban sus aperturas, proveedores, reposiciones, buscando mantener sus ventas, sumándole el enfrentamiento con el aterrador monstruo de los gastos fijos.

Cito a Bill Gates para tener la garantía que esto va a continuar. Y el mercado digital no se va a estancar, sino todo lo contrario, no tenemos idea hasta dónde llegará.

No solo se siente en el ambiente, de que nuevas pandemias se avecinan, sino que nadie puede asegurar que esta ya pasó.

¿Entonces? ¿Vas a tropezar dos veces con la misma piedra? ¿O vas a digitalizar tu negocio?
Eso se puede medir de la siguiente manera:

  • Si tenés tu negocio digitalizado en más del 70%, ya podés ir planificando vacaciones sabiendo que tenés lo necesario para enfrentar el 2021
  • Si tenés menos del 50% o 40% de tu negocio digitalizad no te preocupes, ocupate. Sin desesperar.

Como cualquier persona que se compra un auto nuevo, sabe que esa inversión no es lo único que necesita: para poder para poder transportarse de un lugar a otro tiene que pagar gastos de patente, seguro, mantenimiento y sobre todo “echarle nafta”. Para que tus redes arranquen tenés que “meterle nafta”. Me refiero a algo de dinero a tus anuncios en Facebook e Instagram para que lleguen a las personas adecuadas y así optimizar tu presupuesto en publicidad.

Si te sobra presupuesto invertí en carteles, en folletos, en gráficas, en tele, radio y todo lo tradicional. Pero si tu presupuesto es acotado, como para la mayoría de los emprendedores en San Luis, mi consejo es que las redes siempre van a ser tu mejor opción.

Les deseo a todos los lectores de Finanzas San Luis algo que nadie puede negar. Que el 2021 pueda llegar a ser el comienzo de los 10 mejores años de sus vidas.

Un abrazo enorme.

 (xii) Master en Programación Neurolinguística por la PNL Madrid. CEO de RAE y otras 6 empresas. Docente, escritor y emprendedor. Especialista en negocios digitales.

Adiós 2020

Cerramos con este informe especial el sexto año de Finanzas San Luis en el medio.

Un proyecto que comenzó como un hobbie y que fue creciendo año tras año con el aporte inefable de todos los miembros del staff, distinguidos profesionales y estudiantes avanzados que con gran entusiasmo fueron concretando cada entrega semanal y los informes especiales periódicos.

Es así que queremos reconocer este año el valioso aporte de Juan Ignacio Martín, Luciana Masini, Florencia Meineri, Javier Pérez, Natalia Pi Díaz, Pablo Pischetz, Facundo Rovira, Matías Saidman, Álvaro Sánchez, Facundo Sconfienza, Jorge Sosa, Gabriel Vélez, Facundo Villarroya y José Wiggenhausser.

También agradecer quienes en este 2020 nos acompañaron con sus informes especiales: Javier Apilánez Martínez, Gerardo Balangero, Jeremías Bianchi Durán, Gabriel Blancuzzi, Juan Manuel Collado, Matías Devín, Federico Estrada, Ignacio Nieto Guil, Francisco Oromí, Pablo Rossi y Cristian Sindoni

Por último, agradecer a los medios de comunicación que en este 2020 continuaron difundiendo nuestras publicaciones e invitándonos como columnistas de sus programas. A “Telemañana” y “Reporte San Luis” de Carolina Cable Color y TVC Puntana, que nos brinda su espacio para la columna semanal de los miércoles. A los programas “Mañanas Digitales” de Radio Digital San Luis, “La Locomotora” de Radio Universidad Nacional de San Luis”, “Informe CTV” de San Luis CTV, “Mañana es tarde” de FM Lafinur, “La mañana del 13” de San Luis TV, y los portales de noticias de la Universidad Nacional de San Luis y de la Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales (UNSL).

A todos: ¡muchas gracias!

¡Les deseamos un exitoso 2021!

© 2021 – Finanzas San Luis

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Un comentario en «El 2020 en la mirada de los especialistas de San Luis»

  1. Hola buenos días :
    Excelente las notas presentadas , me sirve bastante , para poder apreciar lo que se viene en el mercado argentino , dónde después de hacer cursos en la UTN , estoy adquiriendo mis primeros meses de experiencia.
    Atte.
    Rubén López

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