Por Juan Ignacio Pascual (*)
Para comenzar a hablar de este punto, quisiera ejemplificar con la paradoja del valor o paradoja del agua y los diamantes. El valor de un bien no es siempre el mismo. Depende de ciertas circunstancias y del valor que le den los individuos, independientemente de que sea necesario para sobrevivir o no. Y este valor que le damos a las cosas depende de lo abundante y disponible que esté. Por ejemplo, Imagina una situación ficticia. Llevas tres horas vagando por el desierto con un calor sofocante y estás sediento. De repente, te encuentras con una tienda que vende diamantes por un euro y botellas de agua por cien euros. ¿Qué comprarías en esa tienda? Posiblemente, aun pensando que el precio de los diamantes es una ganga, comprarías la botella de agua. Por tanto, el valor relativo de un bien respecto de otro depende del valor que le demos a la última unidad que dispongamos de cada uno de ellos.
Con el dólar, ocurre algo similar con el agua y el desierto. El problema que señalan desde los bancos es que hay una ausencia total de vendedores. El volumen de dólares en el mercado es acotado pero sólo el Banco Central puede abastecer de dólares porque nadie vende. Esto genera que cualquier demanda haga que el precio suba (y mucho) ante la ausencia de alguien -además del Central- que pueda soltar los billetes verdes. Entonces pasa a ser que el dólar es un bien cotizado generando sus incrementos en el precio.
Detrás de todo esto tenemos que reconocer que hay un componente psicológico. No solo la falta de oferta en dólares está generando esta suba, sino también la incertidumbre y la falta de credibilidad de los mercados hacia el Gobierno hace que los individuos y las familias se sientan más seguros en cuidar su poder adquisitivo en la moneda extranjera en el lugar de la nacional. Es decir, las percepciones del depósito de valor de una y otra moneda son totalmente diferentes. Esto no es culpa de los argentinos (ya que buscan un principio básico que es incrementar su utilidad) sino que el Gobierno es quien debe retomar y fortificar esa confianza.
En declaraciones radiales Alfredo Piano, presidente del Banco Piano, realizó comentarios sobre lo escrito en el párrafo anterior. Sostuvo que “el ahorrista pobre no tiene nada que ver” en la crisis cambiaria, sino que “es un problema del Banco Central, si se pone a bajarlo o quiere dejarlo así”. Aunque también aseveró su preocupación por los argentinos y la manía con los billetes verdes: “Hay tantas cosas para invertir que dan más resultado. Pero es una manía lo del dólar. La Argentina es el país del mundo que más importancia le da” (a la moneda estadounidense).
Ante la escalada del dólar en por encima de los 40 pesos el BCRA continuaba intentando acciones para mitigar este crecimiento. Después de anunciar la suba de la tasa de interés al 60%, la entidad licitó unos 500 millones de dólares en busca de contener la demanda de divisas y “marcar la cancha” del mercado cambiario antes del cierre. El pasado miércoles realizó una venta directa, sorprendiendo al mercado y logrando bajar el valor de la divisa unos $ 0,50.
Los esfuerzos se vienen haciendo. El Gobierno tiene el apoyo internacional. Los mercados continúan escépticos. Veremos cómo sigue esta historia.
(*) Juan Ignacio Pascual es Licenciado en Administración. Jefe de Trabajos Prácticos en la asignatura Administración Financiera e investigador de la Fac. de Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad Católica de Cuyo. Es analista en CT y MA en Amcor.