Año 9 – Número 327
por Gabriel Zambrano
En esta edición:
- Los injustos “Precios Justos”
- Dólar “blue”, el imparable
- Las vaquitas ajenas
- Importar para exportar
- La desconexión eléctrica
- Mercados
Los injustos “Precios Justos”
A través de la Secretaría de Comercio, el gobierno nacional, en su intento de poner un freno a la inflación, ha instrumentado el programa de “Precios Justos” que no es otra cosa que un congelamiento de precios de algunos productos básicos, acordados con sus fabricantes.
Esta canasta de precios, que alcanza a unos 2.000 productos, sobre todo alimentos, artículos de limpieza, higiene y otros de primera necesidad, se eligieron en base a su impacto en el ingreso de los consumidores, sobre todo de los de los tramos menores.
Sin embargo, y allí radica el problema, es que estos acuerdos se cierran con las grandes cadenas de supermercados, que no es precisamente donde compra sus bienes la gente de menores ingresos. Este sector utiliza, en un 60%, los almacenes de barrio y los supermercados conocidos como “chinos”. Estos canales no están en el radar de “Precios Justos” y, por ende, la velocidad de actualización de los precios es mucho mayor.
En agosto del año pasado la diferencia era del 25% y sigue profundizándose. En una nota publicada en el portal de Clarín, que cita a la consultora Scentia, habla de un crecimiento del consumo en 2022 del 1,9% total. Pero ese total es promedio, y se explica con un incremento de 3,2% en las grandes cadenas versus una caída del 4,7% en autoservicios y negocios de proximidad, los más buscados por las familias de menores ingresos.
Dólar “blue”, el imparable
Esta semana ha estado movido el dólar. Sobre el final llegó a los $386 en el mercado informal, mientras el oficial se mantuvo en $192,25. En enero el aumento fue de $39 en el “blue”. Una brecha muy amplia y complicada de ajustar.
El “blue” es una cotización por fuera de los circuitos regulados de compraventa de moneda extranjera, por lo que su valor es poco representativo en la economía real. Pero toma relevancia debido a las restricciones que existen para acceder a esos mercados regulados. Entonces, ese valor tiene el efecto multiplicador de generar expectativas y corregir pronósticos. Es decir, muchos agentes económicos comienzan a tomarlo como base en la determinación de muchos precios de la economía. Y su raid alcista sólo confirma las predicciones pesimistas de que el dólar siempre sube.
Qué va a pasar con esta cotización es algo que nadie, seriamente, puede prever. Pero sí es un indicador de nerviosismo, seguramente causado en la falta de un rumbo económico sólido que apunte a solucionar los problemas de la macroeconomía argentina.
Las vaquitas ajenas
La hacienda vacuna en pie, cuyo principal mercado es, ahora, el Mercado Agroganadero de Cañuelas, tras el cierre del de Liniers, ha visto subir los precios del kilo vivo esta semana hasta casi un 15%.
Si sumamos lo que va de 2023, la suba de la hacienda llega a superar largamente el 30%, y probablemente no tarde mucho en hacerse notar en las góndolas de los supermercados y carnicerías de barrio.
El motivo principal de la suba es una demanda firme motivado por el precio casi “planchado” que tuvo la carne en el último tramo de 2022. Este freno a la cotización vino dado, a su vez, por una oferta muy fuerte causada por la imposibilidad de mantener la hacienda en campos donde la sequía hacía imposible su alimentación y bebida. De hecho, muchos establecimientos perdieron parte de su rodeo por este fenómeno climático.
A medida que el clima se vaya normalizando es de esperar que la oferta se retraiga y los precios se ajusten teniendo en cuenta que la carne fue uno de los productos que menos aumentaron el año pasado.
Importar para exportar
Dentro del universo de inconsistencias, cepos, parches, que nuestra economía ha sabido amontonar desde hace años, una de las más insólitas es la importación de insumos o partes para la fabricación de productos de exportación.
El país necesita dólares, entonces el fabricante de un producto, que podría exportar y generar esos dólares, necesita insumos que no puede importar. Y la rueda se detiene. Como ha pasado con una importante empresa fabricante de equipo forestal, Industrias Guerra Argentina, que tiene en depósito fiscal equipos que trajo desde su casa central en España, hace meses.
Por otro lado, la misma UIA (Unión Industrial Argentina) alertó que 7 de cada 10 empresas tiene dificultades en la provisión de materias primas para sus procesos productivos.
La mecánica es que los importadores piden, mediante un sistema informático a Aduana (SIRA), autorización para importar. Por supuesto que deben acompañar documentación y descripciones completas del producto, origen y valor de este. Se supone que a los pocos días y luego de hacer controles sistémicos, debiera autorizarse. No es así, ya que las autorizaciones dependen de la disponibilidad de dólares del Banco Central sobre todo y eso, como sabemos, es agua en el desierto. Esto genera incertidumbre, por la imposibilidad de prever las fechas en que se podrá importar; desazón, porque muchos trámites son dados de baja sin mayores explicaciones; y, sobre todo, desaliento a la inversión.
La desconexión eléctrica
El sistema eléctrico argentino está compuesto de dos partes principales, la generación y transporte (las centrales eléctricas y las líneas de alta tensión) y la distribución (que lleva la energía a los domicilios). El primer sector es el que está subsidiado y tiene la misma tarifa para todo el país. Pero a ese costo hay que sumarle la distribución, que es operada por diferentes empresas en cada jurisdicción, y los impuestos y cargos locales.
Las empresas eléctricas prepararon un informe que publica Infobae donde se ve la diferencia de las facturas finales. Así, para el segmento medio-bajo de consumo, en CABA se pagan alrededor de $1.600, que pueden llegar a más de $5.000 en Chubut. Por el mismo consumo.
En la provincia de San Luis, en iguales condiciones, esa factura llegaría a casi $3.000, más o menos cerca del promedio.
La disparidad se explica por varios factores, no necesariamente los subsidios del AMBA, que están en proceso de desaparecer, sino por los cargos locales y el valor agregado de distribución (VAD). Este último es más bajo en zonas densamente pobladas y, obvio, más alto cuando las distancias son grandes y el consumo escaso.
Mercados
La semana pasada el índice Merval creció un 2,67%, siendo los activos con mejores rendimientos fueron los de las energéticas, Transener (+18,18%), Edenor (+12,50%) y Transportadora de Gas del Norte (+11,08%), mientras que los que sufrieron las mayores bajas fueron los bancos, Supervielle (-3,78%), Grupo Financiero Galicia (-1,88%) y Banco Macro (-1,86%).
En el mercado cambiario formal el dólar cerró la semana en $192,25, el euro en $207,00 y el real en $39,25. Mientras que en el mercado informal el dólar experimentó durante la semana un crecimiento de $10.- por unidad, cerrando en los $386.-
El riesgo país por su parte cayó 50 puntos durante la semana (-2,67%), cerrando en los 1826 puntos básicos.
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