Un informe especial de Finanzas San Luis

por Marcelo Vara (*)

Después de un muy buen primer semestre para BTC y el mercado en general, julio fue el mes de la corrección inevitable, aunque sin pánico. Bitcoin cayó a los usd$ 49.000, un interesante precio soporte, que de mantenerse en el tiempo podría indicar un incremento importante de horlders (poseedores a largo plazo), que le daría a la cripto mayor solidez.

En agosto, de manera lenta el mercado comenzó a recuperarse y con poco volumen logró aumentar precios para, ya a mediados de septiembre, mostrar una tendencia al alza que sostiene el precio en torno a los usd$ 60.000.

Estos valores de BTC y cierto entusiasmo en el mercado en general han impulsado nuevos desarrollos y la expansión de fintech o exchanges, sobre todo en América Latina, poniendo foco en Argentina, un país donde lo cripto es cada vez más aceptado.

Lo más notable en estos dos meses y medio llegó con la noticia del 16 de septiembre, donde el candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, presentó (aunque muy escuetamente) un proyecto cripto que lidera junto a varios de sus hijos e inversores de renombre, llamado World Liberty Financial.

Se conocen pocos detalles técnicos del proyecto. Entre lo que se sabe lo más relevante es que el 63% de los tokens estarán a la venta a inversores que no esperen rédito alguno, sino más bien que apoyen el proyecto. También se sabe, por uno de los inversores de más alto perfil, que WLF podría convertirse en un banco cripto. Sin embargo, en este artículo vamos a poner la atención sobre la narrativa de ese candidato (expresidente) que nos parece mucho más importante que el proyecto en sí, el cual parece una consecuencia natural de su nueva postura frente a lo cripto y un mensaje político a los criptoentusiastas de su país.

Haciendo un poco de historia, mientras era presidente, públicamente Trump en 2019 dijo cosas como: “No soy fanático de Bitcoin y otras criptomonedas, que no son dinero y cuyo valor es muy volátil y se basa en el aire. Las Cripto no reguladas pueden facilitar comportamientos ilegales, incluido el tráfico de drogas y otras actividades ilegales…”

“Solo tenemos una moneda real en EE.UU., y es más fuerte que nunca”, escribió Trump en Twitter en 2019. “¡Se llama dólar de los Estados Unidos!”.

En una entrevista en 2021 añadió: “Bitcoin, parece una estafa”. “No me gusta porque es otra moneda que compite contra el dólar.”

Sin intentar una visión simplista, considero que en estas simples expresiones se resume bastante bien su postura que hoy. Solo unos años después da un giro enorme, no solo mostrando apoyo a la industria y criticando fuertemente las finanzas de su país, a la SEC, a la FED, y presentando en plena campaña un proyecto cripto de tipo Defi.

Ese giro se fue gestando a lo largo de los meses y fue ganando intensidad al acercarse la fecha de elecciones. Primero anunció que aceptaría donaciones en criptomonedas para su campaña y más adelante dejó filtrar que tiene un pequeño fondo de inversiones en criptomonedas. Hasta ahí podría verse solo como una jugada política para atraer votantes, sin embargo, lo más importante y el núcleo de nuestro análisis, es lo que dijo en su reciente discurso en la Conferencia Bitcoin 2024 en Nashville, donde prometió “crear una reserva nacional estratégica de bitcoin” y que se asegurará de que “el Gobierno federal nunca venda sus reservas de esa criptomoneda” (algo que nos parece sumamente acertado, ya que puede lograrse de muchas maneras y es algo que Argentina debería implementar urgentemente).

Además, en su red social Truth expresó: “Durante demasiado tiempo el estadounidense medio ha sido aplastado por los grandes bancos y las élites financieras. Es hora de que nos defendamos juntos”.

Para concluir la narrativa en Nashville también dijo: “Estados Unidos primero. Porque si no lo hacemos nosotros, lo hará China y otros lo harán. Hagámoslo y hagámoslo bien”.

Esta información presentada, a nuestro entender aporta evidencias sólidas sobre algo que venimos hablando regularmente en estos informes: el cambio de paradigma del sistema financiero mundial no solo es inevitable, sino que también se da por el lado cripto. Este candidato parece entender ese fenómeno y está sumamente apurado por estar a la vanguardia, ya que en el fondo lo que siempre estuvo en peligro, ni más ni menos, es la supremacía del dólar como moneda mundial. Finalmente, una parte importante de la política de ese país parece haberlo entendido y a través de este candidato intenta hacer algo al respecto.

Completa el escenario el movimiento geopolítico de los BRICS, que a gran escala trabajan para generar el intercambio comercial de sus países en monedas propias, socavando la demanda del dólar. Liderados por China y Rusia, su próxima reunión será en octubre justamente en Rusia y están invitados cerca de 150 países, donde seguramente intentarán dar mensajes de solidez al mundo y mostrarse como la gran alternativa. Los BRICS tienen objetivos bien claros, que van más a allá de presentarse abiertamente como contrapeso geopolítico al G7 o erosionar al dólar como moneda de intercambio global, sino también mostrándose como un espacio de consenso y democracia que contrasta con el intento permanente de supremacía estadounidense. Esto es muy interesante por que independientemente de las ideologías políticas, los sistemas económicos y las realidades de cada país, este espacio empieza a captar un sentido más libertario, y su narrativa apunta a que las decisiones se den por consenso en contraste con la unilateralidad de EEUU y la FED cuyas decisiones económicas y sobre tasas marcan el ritmo financiero del mundo.

En el medio de esa puja, el espacio cripto está siendo utilizado política y estratégicamente de cara al futuro. Por el lado de los BRICS la tendencia es al desarrollo de las CBDC, y todas las posibilidades que presentan. Por el lado del G7 el fenómeno se abordó de manera tardía, si bien lo intentan, están atascados en conceptos y regulaciones, buscando más bien proteger el status del binomio dólar-euro qué avanzar realmente sobre un cambio de paradigma.

El resultado final es aún incierto y lo expresamos de muchas maneras en diferentes artículos y nuestro libro “Qué es Bitcoin”: el sistema financiero está sostenido en sus fundamentos por la confianza, un cimiento que por más de 50 años aportó EE.UU. con su solidez financiera, su expansión económica y sostuvo con su poder militar. Sea por desgaste, o por tensiones en la distribución de poder, por impericia de administraciones o por un ciclo de cambio tal vez natural, esa confianza se desmorona rápidamente y ya no puede sostener el peso de un sistema financiero globalizado, hiperconectado, con riesgos sistémicos cada vez más difíciles de aislar.

Por el lado del contrapeso geopolítico que proponen los BRICS, si bien sus monedas son bastante fuertes, sus administraciones gubernamentales y sus líneas ideológicas no generan la confianza global que necesitan para ser el nuevo cimiento de un sistema financiero, aunque en conjunto representan más de la mitad de la población mundial y un gran porcentaje del PBI mundial. A nuestro entender no podrán imponerse, por que hay un cambio de fondo en las reglas de juego.

Por muy increíble que parezca, hoy por hoy lo que más confianza está generando es justamente un desarrollo sin confianza en terceros, como es bitcoin, es decir la confianza se traslada más bien hacia a la tecnología quitándosela a las instituciones.

Este proceso de cambio en el depósito de confianza debe ser rápidamente entendido y aceptado por cualquier país o grupo de países, ya que también genera una seria de debates profundos y una reconfiguración de lo que entendemos por valor.

(*) es Técnico Universitario en Gestión Financiera por la Universidad Nacional de San Luis. Idóneo en el Mercado de Capitales (C.N.V). Consultor en finanzas (Estratégica Consultora). Referente de inclusión financiera del Ministerio de Economía de la Nación. Especialista en Criptofinanzas. Autor del libro “¿Qué es Bitcoin?”.

Disclaimer: las opiniones expresadas en los informes especiales son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan, necesariamente, los puntos de vista de los integrantes de Finanzas San Luis.

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